viernes, abril 24, 2009

Sobre el sentir cristiano en este mundo

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Estimados lectores:

quisiera compartir con Uds. un lindo documento de un querido amillo llamado Joaquim Meseguer y que se relaciona con el sentir (quizás también con el sentido de la vida) del cristiano en este mundo y como cristiano y siendo Jesús mi maestro aunque no me siento digno de El y del sacrificio que el Señor hizo por nosotros, al menos me identifica. Joaquím me ha autorizado a colocar su texto en mi blog.

Se trata de un escrito que adjunto más abajo y el link del autor y su artículo es el sgte:

http://joaquimmeseguer.blogspot.com/2009/04/domingo-ii-de-pascua-octava-b.html

Del autor pueden encontrar su nuevo libro en: http://joaquimmeseguer.bubok.com.
Su email es jmeseguer@kaos.es

saludos
Muchas gracias y que disfruten del texto
Michel

 

Domingo II de Pascua. Octava (B)

de Joaquim Meseguer

A los ocho días llegó Jesús

La vida humana discurre por ese difícil equilibrio entre el individuo y el grupo, la libertad y la norma, la espontaneidad y la tradición. Somos creyentes, y nuestra fe es ciertamente herencia y tradición, una entrega; y por eso mismo, la fe sólo puede ser aceptada, interiorizada y personalizada. Nadie puede creer por otro; la fe que nos salva no es la de nuestros mayores, sino la nuestra propia. La fe, por otra parte, es don de Dios que se nos confiere en el bautismo; pero al mismo tiempo es aceptación y respuesta del hombre a la gracia de Dios. Creer no es sólo, ni sobre todo, creer en Dios, sino creer a Dios, darle crédito en nuestra vida, para que su palabra resulte eficaz en nuestra biografía.

Pero simultáneamente le fe nos remite de manera constante al grupo, a la Iglesia. Porque lo que creemos no lo hemos inventado nosotros, sino que lo hemos recibido en cadena. Y el primer eslabón de esa cadena es siempre la fe de los apóstoles, cuya experiencia es irrepetible. Y también porque la fe, la fe que recibimos en el bautismo, es una fe respaldada por la comunidad, es la fe de la Iglesia, que hace garante del desarrollo de nuestra fe personal. Y esta fe personal, como la vida y la enseñanza, no es algo que se recibe de una vez por todas, sino que es un itinerario susceptible de educación. Nuestra adscripción al grupo de creyentes, al pueblo de Dios, es garantía de fe, indispensable en el niño tanto como en el adulto. La comunidad, la Iglesia, educa, es decir, hace posible el desarrollo de la fe y, al mismo tiempo, la Iglesia se va edificando y construyendo desde la fe del pueblo de Dios.

La pretensión de Tomás de no aceptar el testimonio del grupo tiene el mérito de haber puesto de relieve el carácter personal de la fe. No creemos porque nos lo dicen. Sin embargo, la actitud de Jesús al reconducir a Tomás a la comunidad de los once, ejemplariza la necesidad de mediación de la Iglesia. No podemos creer si no nos lo dicen. La fe, sentenciará Pablo, viene por el oído, por la comunicación, por la tradición, por la Iglesia. Así pues, para creer, necesitamos que nos lo digan, pero no basta sólo con eso.

Atte.
Michel
esiomajb@gmail.com
Edición: 240409
Reedición:

Fín del artículo!
Nota para meditar: Al pasar vio Jesús a un ciego de nacimiento y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿que pecados son la causa de que este haya nacido ciego, los suyos o los de sus padres?" Respondió Jesús: No es por culpa de éste, ni de sus padres; sino para que las obras del poder de DIOS resplandezcan en él". (Este mensaje va en cada artículo de la blog)
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