lunes, febrero 16, 2009

Respuesta a Lola: El problema de las definiciones en negativo en lo paranormal

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Estimados lectores:

a través de la siguiente adjunto una respuesta a la autora de un interesante artículo escéptico del cual rescato los conceptos relacionados a "definición en positivo" así como "definición en negativo" que la autora "Lola" o María Dolores Cárdenas (ver http://circular.circuloesceptico.org/index.php?art=56 ) cuyo documento adjuntaré al final cuando obtenga permiso de la editorial.

Atte.
Michel

Estimada Lola o María Dolores:

Soy Miguel Jordan (Michel) y quisiera hacerte un breve comentario sobre lo que indicas en el link http://circular.circuloesceptico.org/index.php?art=56 bajo el artículo llamado “EL PROBLEMA DE LAS DEFINICIONES EN NEGATIVO” para la revista “Circular Escéptica” que debo ser sincero, de sanamente escéptica tiene muy poco sino más un sesgo cada vez más tendencioso al totalitarismo y de ciencia afortunada poco, pero eso ya lo hablaremos en otra ocasión si te interesa y te diré el porqué si es que te interesa.

Como podrás ver en mi blog http://esiomajb.blogspot.com/ yo me dedico hace mucho tiempo a la investigación de fenómenos que se relacionan con la parapsicología y la ovnilogía, pero dado que suceden en la realidad cotidiana, es decir que comparten por así decirlo de un espacio y un tiempo común (un volúmen) no son asuntos de supuesto interés sólo para los parapsicólogos sino que debiera ser en teoría materia de estudio de otras profesiones y aunque lo es se desarrolla casi como si se tratase de un tema en el cual los investigadores serios que usan el método científico se exponen a la burla y a la crítica como si estuviesen divagando, estigma que lamentablemente también propaga un grupo de pseudoéscépticos totalitaristas (fanáticos idelogicamente hablando) que también se encuentran en la revista “Circular Escéptica”.

Por ello te estoy respondiendo ya a una de tus preguntas en el sentido de que lo que se denomina paranormal no implica que sea 100% alejado de lo normal y de hecho lo “normal” es algo que variadas ciencias van definiendo poco a poco y es un asunto progresivo y no estático ni claramente definido, pero si más aceptado y concreto para la sociedad a diferencia de los casos que la gente suele clasificar como paranormales, solo para dar una de las tantas definiciones con las que se denominan a sucesos perceptivos y cognitivos inusuales que algunos testigos suelen vivir.

El primer problema se plantea al preguntarse uno qué es y qué no es paranormal y esta consulta es tan compleja como preguntarse qu;e es ciencia y qué no es ciencia. Si uno se atiene a la definición etimológica de la palabra, todo sería ciencia y por ello en consecuencia del mismo modo cualquier cosa podría ser normal o anormal o paranormal como queramos llamarlo, incluso una mezcla de todas estas variantes.

Aquí la pregunta que también vale la pena adjuntar es “cuál es la realidad para una persona y cuál para otro perceptor o testigo, sea cual sea el fenómeno que estemos considerando? Del mismo modo no podemos tampoco olvidar la pregunta “qué es la realidad?”. Cuando hablamos de realidad estamos hablando de lo mismo o simplemente respondemos a un concepto aproximado de lo que ese término significa en un contexto específico y en una determinada sociedad y generación. Pero estas definiciones han ido siendo mal usadas y deformadas por algunos abusadores que se apropian de ciertas acepciones de las posibles definiciones y las hacen una moda, no una definición válida para todos los participantes de un mismo fenómeno y el modo a clasificarlo.

De paso uno puede preguntarse quién define la realidad? La defino yo respecto a lo que tengo frente mío o debo depender de otros para saber interpretar lo que percibo, o es una cosa mutua compartida e inconsciente?

Realmente habría que decir que no debiera ser problema alguno aceptar que cuando una persona indica haber visto un “fenómeno paranormal” efectivamente aceptemos algunas cosas que se nos proponen y otras obviamente no por más que tengamos el derecho a creer o no en la existencia de ciertas variantes de fenómenos desconocidos. Del mismo modo cuando una persona indica haber visto algo normal, por ejemplo un elefante, no nos hacemos mayores problemas porque sabemos que existen los elefantes más allá de si la narración del supuesto testigo de la presencia del elefante es real o verdadera o no.

El punto a analizar aquí se puede descomponer en varias sub-preguntas:

1) está diciendo la verdad el testigo más allá de que la denominación del fenómeno apreciado sea más o menos afortunada?
2) existe aquel fenómeno que el testigo indica?
3) qué podemos rescatar del hecho de que 1) y 2) sean reales y verdaderos tan así como lo indica el testigo?

Pues bien, estas preguntas muy simples han sido respondidas con toda calidad por estudios desarrollados por grupos de investigación tales como el SSE (ver http://www.scientificexploration.org/) o algunos en UFOEVIDENCE (ver http://www.ufoevidence.org/) quienes han usado el método científico estricto para analizar registros de experiencias consideradas inusuales o anómalas o paranormales o como quiera llamárseles lo que son análisis de material objetivo y no subjetivo como algunos “escépticos” novatos o fanáticos escépticos tanto promocionan.

Pido que notemos que con la última acotación estamos incluso desligándonos de analizar los puntos 1), 2) y 3) relacionados a la apreciación subjetiva del testigo, pero incluso los estudios basados en el método científico con estricto rigor y que simplemente han concluído que un cierto registro de un fenómeno curioso analizado con el método científico no ha sido posible de identificar plenamente como un fenómeno cotidiano o conocido, aunque obviamente todo fenómeno anómalo aparece en el plano cotidiano y hace uso de sub-fenómenos para manifestarse o para canalizar su energía física que delata su presencia en un espacio-tiempo. Pero algunos escépticos incluso niegan esto con razones que ni siquiera se basan en el o los métodos científicos clásicos sino simplemente en dogmas y creencias e ideologías, lo que es justamente paradójico porque es eso mismo lo que ellos le critican a un grupo de fanáticos crédulos.

Por ello es importante pedirte y recalcarte que así como en algunos grupos escépticos existen investigadores de buena calidad y que hacen críticas sanas, correctas y necesarias, del mismo modo los hay otros que en nombre del esceptiscismo y haciendo gala del método científico que en la mayoría de las ocasiones jamás en sus vidas han siquiera usado, no ejercen una labor sanamente escéptica sino todo lo contrario, muestran el más puro fanatismo y totalitarismo de ideas. Entre estos dos extremos podemos encontrar variedades de escépticos, pseudoescépticos y cientificistas.

Lo anteriormente mencionado ocurre también y de manera similar en el área de los investigadores crédulos de lo paranormal y lo OVNI, pues los hay muy serios así como los hay poco o nada serios sino simplemente fanáticos que llegan a decir cualquier cosa.

Un problema mayor aún es el hecho de que un investigador, sea escéptico o crédulo, puede ser muy serio en una materia pero estar desafortunado en la explicación de algún “caso inusual”. Porqué no? Eso ocurre en las profesiones que suelen basarse medianamente en el método científico, como lo son varias profesiones que necesitan usar ciertas interpretaciones y sub-representaciones para poder explicar el fenómeno estudiado, y doy como ejemplo la medicina clásica que aún apoyándose en mediciones físicas sobre los objetos o fenómenos de interés hacen interpretaciones o incluso conclusiones en mayor o en menor medida incorrectas, pero incorrectas al fin, tanto que pueden indicar la no existencia de un cáncer cuando otro análisis similar indica exactamente lo contrario, la presencia clara de un cáncer incluso terminal.

De estas interpretaciones más subjetivas se escapan un poco los químicos y los físicos, en donde el material de estudio es por lo general influenciable en un ambiente controlable como el de laboratorio e incluso replicable. Pero fuera de esas dos ciencias (y algunas que se me escapan así como subvariantes de esas profesiones) las demás están afectas a una evaluación subjetiva que a veces no se lleva a cabo porque no se tenga espíritu de objetividad sino porque la profesión que se desarrolla no posee aún todos los conocimientos adecuados para evaluar todos los grupos de subfenómenos que son de interés para esa actividad científica lo que se complica cuando consideramos que cada subfenómeno de interés puede presentarse bajo variantes incluso crecientes con el tiempo como ocurre en algunas profesiones médicas como al parecer ocurre en la inmunología.

Del mismo modo no podemos decir siquiera que una evaluación subjetiva de un fenómeno observado tenga que merecernos siempre dudas e incluso a veces es la fuente directa y única que queda para rescatar de fenómenos que no se pudieron registrar con equipos físicos.

Por ello indico inmediatamente que lo subjetivo no puede estigmatizarse como algo “a desconfiar” sino simplemente una información que tiene que ser evaluada de una manera distinta y que tiene una probabilidad de verdad y/o realidad dificilmente predecible. Eso ocurre con profesiones como la psicología (al menos la psicología no clínica) y la psiquiatría que no es biopsiquiatría, entre otras varias disciplinas.

Por ello, cuando se trata generalmente de generar un recurso epistemológico en torno a definir qué es normal y qué no es normal, estamos recurriendo a un paradigma incorrecto basado en dicotomías o separaciones totales de grupos de fenómenos, casi exclusivista, cuando en realidad “la realidad cotidiana” funciona de una manera muy distinta a ese esquema de representación al cual algunos usuarios del método científico nos quieren proponer.

Para entender esto simplemente basta con mencionar el típico caso de un fenómeno paranormal que sucede en un lugar físico concreto, por ejemplo en la habitación de un testigo. La habitación es algo que existe y por ello pertenece a la “realidad normal o más verificable” y del mismo modo el perceptor también existe y por ello no deja de pertencer este a lo normal, pero la presencia de algo desconocido para el testigo (y quizás no para otros estudiosos de ciertos fenómenos) es la que genera esa necesaria clasificación de “paranormal” que va más allá de lo normal no por contradecirla o por estar fuera de los límites de lo normal o no contener nada normal en sí siendo que comparten territorio en común, sino que va más allá en cuanto a lo conocido.

Si la ciencia del método científico así como la sociedad occidental general aceptara por ejemplo la existencia de “espíritus” o seres desconocidos que se presentan a ciertas personas en condiciones que el mismo hecho inusual las hacen “anómalas”, lo normal y lo anormal o paranormal o como quiera llamarse no estaría siendo sujeto de discusión a nivel epistemológico, osea en cuanto a lo que se supone que es posible conocer. Pero lamentablemente existe un grupo de personas que cree que todo lo que es de interés sólo puede serlo si es que se deja replicar o controlar en laboratorio o al menos ser registrado y si se les presenta a ellos de frente como si ellos tuvieran derechos preferenciales para que estos seres desconocidos o estos fenómenos paranormales sean aceptados en la sociedad como reales. Faltaba menos!

Pero aún si se aceptase esa idea unicamente concreta/objetiva/física y que además se basa en el uso exclusivo del método científico (no confudir con que el fenómeno es 100% controlable bajo el método científico) en parte estaríamos en una contradicción pues pruebas al respecto ya las hay pero se niegan por parte de un grupo de supuestos estudiosos de estos fenómenos que dicen que estas cosas no existen y que ofrecen explicaciones a veces correctas y a veces muy desafortunadas y fuera de la realidad (normal o incluso anormal). Ya cité la web de la SSE que deja claro que cierto grupo de escépticos está mal informado, o miente pues no quiere o no le conviene aceptar que existen estudios más serios aún de lo que ellos esperarían en relación al tema de lo OVNI y lo paranormal, o simplemente habla y habla sin tener idea ni de las bases e intereses del sano esceptiscimo (que no les pertence a ellos sino que es práctica común de todo ser humano y no de un “club”) o simplemente no se interesan siquiera en los temas criticados y los dan por inexistentes pero usan la “plataforma escéptica” para poder expresar sus problemas personas e intelectuales usando para ellos el típico recurso de buscar víctimas a las cuales atacar sin respeto alguno, solo para descargar sus problemas. Y esto es una realidad dentro del grupo de los escépticos que yo conozco, pues son muy pero muy pocos los que demuestran calidad investigativa y conocimiento de causa y respeto y genuino interés de conocimiento a la hora de hacerme las críticas. Debo decir que, sin querer ofender a nadie, los actuales representantes del esceptiscimo le hacen un flaco favor a los supuestos ideales que representan, ya que el modo como se comportan se acerca más a una propaganda totalitarista (extratégica y esquematicamente similar a la que usaban y usan los mismos nazis).

Por alguna razón será que los escépticos de muy buena calidad con el tiempo ya no se juntan con los escépticos de “otra” calidad y hay que decir las cosas como corresponde. A muchos escépticos de calidad les mueve el interés de conocimiento fidedigno y no un ladrido con olor a científico como es lo que se logra apreciar en muchos círculos informativos “escépticoides” porque un análisis profundo de sus discursos muestra que ni siquiera les alcanza para ser escépticos.

Por ello estimada Lola, digo todo esto para diferenciar el discurso que creo descubrir en tu artículo o proposición del que por lo general me encuentro semanalmente cuando recibo propapaganda escéptica.

Lo mismo ocurre que ocurre con la crítica a los investigadores o estudiosos pseudo-escépticos es igualmente válida para los investigadores o estudiosos pseudo-crédulos.

Obviamente yo no soy nadie para negar la experiencia de un testigo pues no me ha tocado estar en el mismo momento ni lugar ni estar mirando al mismo punto que ellos atienden. Por ello tampoco me oriento a criticar a los que simplemente son testigos de supuestos fenómenos inusuales, sino que trato de ver si existe algo más detrás del intento de algunos de ellos de hacer de sus experiencias una actividad extra-paranormal, osea, por decirlo de cierta forma de lucrar con el cuento más allá de que sus experiencias inusuales hayan sido genuinas o no.

Por ello, luego de esta larga introducción que por lo general es casi imposible de esperar de los así llamados escépticos (lo que habla en parte del verdadero supuesto interés de fondo de tratar de descubrir los fenómenos de la naturaleza), puedo recién comenzar a comentarte algunos aspectos de tu interesante documento y que separo por letras según los puntos tratados:

A) tu artículo ha sido clasificado en una sección llamada “parapsicología, pseudociencias, escepticismo” en donde las palabras parapsicología, ciencias, pseudociencias, protociencias, escepticismo y credulidad son solo definiciones de moda que cada grupo aprovecha y desvirtúa usando ascepciones que más les convenga para los propósitos que persiguen, es decir, no se atienen a la estricta definición etimológica de la palabra. Por ello es poco probable esperar que entre grupos de distinta postura intragupal (por ejemplo dentro de los mismos grupos crédulos del fenómeno paranormal) e intergrupal (escépticos v/s crédulos) nos pongamos de acuerdo en el uso común de una definición pues lo que se está criticando no es lo que la palabra define sino lo que la palabra puede llegar a significar, lo que en términos de semiología podríamos entender por significancia y/o trascendencia. Vale decir, la palabra OVNI no tiene nada de incorrecto cuando un testigo trata de definir o clasificar una experiencia vivida, sino lo que se critica es el hecho en sí que se desprende de lo que ocurriría si ese episodio o suceso fuese efectivamente real. Vale decir, la crítica no es directamente al término sino a su significancia. Por ello mismo, porque algunos grupos no aceptan que algo exista porque su posible realidad implicaría tener que aceptar una interpretación o incluso una verdad para la cual no se esta preparado o en la que simplemente no se cree o no se quiere creer o no conviene creer. Ese es el fondo del asunto! Y debido a ello es que las estrategias de discriminación, ridiculización y estigmatización de uno u otro sector de investigadores obedece a trasfondos ideológicos y no a aspectos objetivos, por mucho que se la enmascare con lindas y pomposas palabras “pro- cientificistas” según el método científico.

Eso es lo primero quería comentar. Por ello mismo, tratar luego de definir positiva o negativamente lo que es normal o lo que no es normal es un asunto muy complicado pero necesario, pero el cual ha sido objeto de peleas de grupos que no necesariamente se interesan en el fenómeno de fondo sino que lo usan de excusa para poder agredir a otros y manifestar sus ideologías, religiones, dogmas, credos, imposiciones y sesgos.

La pregunta es por ejemplo, cuándo los escépticos se van a preocupar de investigar los fenómenos paranormales antes de criticarlos cuasi como si se tratase de una cómoda labor de escritorio usando planteamientos críticos teóricos facilistas que parten con la suposición de que no existen tales fenómenos inusuales mencionados por los testigos, y que por ello la explicación de la anómala consideración y emotividad de tales relatos pasaría por fenómenos convencionales que el testigo no conoce o errores de percepción o autosugestiones o lo que sea, pero en ningún caso se plantea siquiera el hecho de que si es plenamente posible que uno u otro caso efectivamente pueda corresponder exactamente a la genuina anomalía de la que tanto se sospecha que puede existir. Pero para ganar tiempo inútil, algunos escépticos exigen pruebas que ni ellos son capaces de buscar pues la mayoría son flojos, quedados, y sin capacidad de autocrítica y les gusta que les “den todo en la boca” como si se tratase de lactantes a los cuales hay que darles su mamadera o biberón. Esa actitud es clásica de la flojera misma de un grupo de pseudo-escépticos que tapa con argumentos “cientificistas” la falta de investigación en terreno. Ojo que no estoy criticando a todos sino a los que les venga el sayo, que al parecer son muchos más de lo que me imaginaba.

Algunos escépticos argumentan que si existen tales fenómenos o las inteligencias que acompanan tales sucesos inusuales, estos debieran hacerse públicos y dejar que todos los puedan apreciar y que además se dejen analizar en laboratorios de experimentación. Un absurdo como ese muestra justamente la poca comprensión del fondo de la realidad que muchos escépticos no quieren aceptar por mucho que organismos competentes y serios les faciliten públicamente los mismos registros objetivos que han sido tomados en relación a fenómenos inusuales y que han sido facilitados para que sean analizados por grupos independientes. Ni eso hacen, no investigan, sino que simplemente se dedican a negar. Y por ello es que varios escépticos merecen sin lugar a dudas la denominación de “negacionistas a priori” y de paso fanáticos, y que están de usar siquiera el método científico y menos de entender sus limitaciones y contextos de uso. Por ello es que cada vez que uno lee una crítica de algunos de los tantos escépticos que se propagandean en las listas de difusión de los temas inusuales (lo espiritual, lo paranormal, lo OVNI, etc etc), uno descubre aún con facilidad que gran parte del discurso que ellos tienen no se sostiene ni tiene base en nada más que en especulaciones, las mismas que hacen aquellos crédulos que no siempre han sido testigos de fenómenos inusuales y que los dan por reales sin siquiera considerar que el problema no está en creer o en no creer sino en investigar para poder entender hasta donde la creencia es más o menos acertada y cuál es la realidad “particular” del fenómeno que les ha tocado vivir o investigar. Y me refiero a fenómenos que son particulares en el sentido de que existen variados fenómenos y cada uno en su contexto y condiciones perceptivas por parte del testigo.

Pero ni eso se encuentra por parte de un grupo no menor de escépticos. Peor aún, muchos ellos hablan de cosas que desconocen de manera práctica, como por ejemplo el método científico o los métodos científicos. Una atenta lectura a sus discursos permite descubrir indicadores que delatan al autor. Eso si quiero hacer una acotación y decir que no es mi intención criticar estas fallas en los escépticos que escriben artículos sino en mostrarles que ellos no necesariamente están persiguiendo un conocimiento genuino sobre ciertos grupos de fenómenos especiales (lo que genera elementos rescatables para varias ciencias distintas y por ello es por definición una actividad científica), sino que lo que demuestran es que les molesta que otros hablen de cosas que ellos no creen y que seguramente les gustaría conocer y tienen todo el derecho, pero el problema es que no hacen mucho por investigar en terreno y además no captan aún, o “ALGUIEN” superior ha querido que no lo entiendan y por ello es que se mueven en un círculo vicioso contínuo, que este tipo de experiencias sugieren claramente que no solo son reales (al menos para el testigo que efectivamente marca con cierta particularidad su relato de los hechos acaecidos) sino que en el fondo dejan claro que existen ciertas inteligencias que deciden presentarse a personas usando un modo que nos es desconocido y no predecible. Lo anterior implica que estos seres no son materia de control por parte del ser humano y por ello molesta tanto en algunas esferas de poder porque entienden que “las promesas del método científico como modo de conocimiento no son universales sino locales y relativas” y que como seres humanos no podemos saber la verdad de la realidad del universo a no ser que estemos dispuestos a conocer a diversos testigos de la vida y de “los fenómenos de la creación de DIOS”.

Cuando un grupo humano, que tiene una ideología de control totalitario de la población, entiende que existen otros seres que no están a su disposición ni bajo su control, la estrategia de ese grupo humano en vías de no perder su objetivo es justamente hacerle creer al grupo que ellos pretenden controlar de que no existen tales seres, y que en caso que alguien los vea no pudo haberlos vistos o en caso de estar seguro que ha visto eso que indica, pasa a ser una persona con trastornos que se estigmatizará luego como un enfermo. Eso ocurre con las personas que ven fenómenos inusuales simples (OVNIs que incluso son registrados por equipos foto-electrónicos y/o eléctricos) sino percepciones aún más complejas como aquellas mal denominadas como “halucinaciones”.

Y lo mejor que tiene este supuesto grupo de poder que varios nos imaginamos que es más real que virtual, es contar con la actividad de un grupo de fanáticos de uno u otro lado que se pelean entre sí de manera interminable y que con ello generan tanto ruido como sea posible de modo de confundir a cualquier interesado cada vez que estos quieren informarse adecuadamente al respecto de la realidad de estos fenómenos inusuales.

Del mismo modo, paradojicamente existen otros grupos que tratan de impedir que curiosos entren en contacto voluntario con seres desconocidos puesto que el solo hecho de que estas personas descubran la realidad de la existencia de estas “entidades inteligentes” es el primer paso para que estos testigos se pregunten si estos seres pueden ser una fuente alternativa de conocimiento de los fenómenos de la vida. Entre estos seres podemos incluír lo que se denomina popularmente ángeles, demonios (término un tanto inadecuado), difuntos, seres de otra dimensión temporal u espacial (extraterrestres, intraterrestres, etc) o lo que sea, incluyendo las categorías medias entre cada grupo así como las entidades que pueden estar presentes en distintas categorías sin que su naturaleza pertenezca necesariamente a una de ellas.

Por ello quiero resumir este planteamiento para el punto en cuestión recordando que vivimos en una sociedad occidental que nos educa a análisis los fenómenos en base a separaciones excluyentes (si o no, blanco o negro) pero no a considerar la existencia de matices y contrastes, y que justamente esta actividad cognitiva influye también en el modo de considerar áreas de la realidad como “lo normal” así como “lo anormal” o “paranormal”como si se tratase de parcelas excluyentes. Creo que quizás valga la pena recordar que en el diccionario existen términos tales como “variedad”, “complemento”, “suplemento” y tantos otros conceptos cuya asimilación y uso adecuado nos permitirían un entendimiento teórico e incluso práctico mucho más rico y cercano a la realidad que aquel al que estamos acostumbrados.

Creo que un punto clave en este sentido consiste en una cosmovisión desafortunada por parte de varias personas que creen que sólo puede existir lo que ellos conocen y si ellos no lo conocen simplemente no existe, pero olvidan que así como ellos son personas del mismo modo también lo son otros que con el mismo planteamiento pueden concluír que sus experiencias inusuales les deja claro (según sea la calidad e intensidad del episodio) que existen otros seres, otras realidades así como otros modos de percibir una misma realidad (lo que algunos escépticos sólo ven como estados alterados de conciencia en el sentido de trastornos y no como capacidades neurocognitivas distintas que se activan ante circunstancia que incluso el mismo testigo desconoce en un principio).

Cuando uno escucha que alguien dice por ejemplo algo así como “el vecino dijo que el otro día se encontró frente a frente con alguien que hace poco había fallecido”, un comentario y sin mayores expectativas ni ambiciones sería por ejemplo “y porqué no?”. Porqué no puede llegar a ser cierto que lo que esa persona vio es real? Quién soy yo para negar la realidad de los demás? Quiénes son los demás para negar mi realidad?

Obviamente existen casos y casos y no destoy desconociendo la existencia de enfermedades o mejor dicho trastornos de la percepción y la cognición, pero eso no implica que la experiencia de estos testigos no tenga algode real aunque nos parezca una realidad extraña.

Volviendo un poco al problema original que nos importa y a la hora de preguntarnos porqué no nos ponemos de acuerdo en “qué es normal” y “qué no es normal” cosa que se puede aplicar también a preguntas relacionadas como “qué es real y qué no es real” así como “qué es verdad y qué no es verdad”, vemos que el problema tampoco radica en el hecho de que hablemos lenguas distintas. Aquí yo respondo y escribo en castellano, pero a la hora de hablar de lo paranormal descubro que tantos sectores escépticos como crédulos tienen una consideración algo distinta del término por lo que en término prácticos cuando hablamos de una manzana, no estamos hablando necesariamente de la misma manzana y por ello que conviene ponerse de acuerdo antes en “qué representación de manzana tienes tú para ver si corresponde a la misma mía”. La pregunta parece estúpida, pero he visto que es absolutamente necesaria en una sociedad en donde existen grupos que hacen usos inapropiados de las definiciones etimológicas de ciertas palabras y sólo usan, com ya mencionara anteriormente, las acepciones que les conviene de modo de seguir sus estrategias conflictivas y no orientadas a compartir esfuerzos en buscar la verdad y la realidad sino más bien imponer la ley del más fuerte y de quién tiene la razón y la verdad y quién no a lo que luego le acompaña la consecuente búsqueda de esclavitud intelectual y creación de castas intelectuales en donde unos definen las cosas como son y como deben hacerse y los otros simplemente se limitan a creer y a seguir un método único y a confiar en él sin siquiera hacerse una autocrítica mínima para saber si lo que se está usando como herramienta (por ejemplo el método científico) es el modelo adecuado para todos los fenómenos o solo para algunos fenómenos o solo para parte de un contexto de los fenómenos y no para todos los contextos. En el fondo yo veo una guerra ideológica más que una búsqueda sincera y genuina de conocimiento.

Lo peor está en el hecho de que ya no sirve siquiera hablar de términos obvios como “elefante blanco” en el sentido de que algunos dicen que los “elefantes blancos” existen aunque ellos jamás los hayan visto o palpado directamente (fenómeno similar a lo que ocurre en la astronomía en donde sólo se observan subfenómenos de un objeto a la distancia pero no el objeto propiamente en sí). Muchos dan incluso por hecho cosas que han visto en TV o que aparecen en los libros pero no tienen idea los contextos ni condiciones en las que esas existencias fueron verificadas, simplemente creen y punto, cosa que no está mal tampoco porque no tenemos todo el tiempo para verificar practicamente un sinnúmero de objetos y fenómenos de la naturaleza, por lo cual si fuésemos coherentes no podríamos siquiera exigir que todos los estudiosos de cualquiera sea el fenómeno de interés, deban necesariamente usar solo y estrictamente el método de moda que a ellos les parece bien negando la existencia de otros o también la utilidad de estos últimos.

Para hacer un redondeo de este punto A) quisiera por ello complementar mi crítica con una proposición de definición de ciertos conceptos que también incluyo en http://diccionarioparanormal.blogspot.com/2007/06/breve-definicin-de-paranormal.html a saber la siguiente definición breve de paranormal: todos aquellos episodios inusuales en el cual un testigo percibe (generalmente observa) objetos, fenómenos y seres desconocidos que presenten formas, comportamientos y movimientos distintos a los que el testigo pueda en el momento identificar en relación a lo que conoce de las leyes de la naturaleza. También se puede denominar como "paranormal" al modo inusual de percibir y reaccionar del testigo ante la presencia de los mencionados fenómenos, objetos y/o seres desconocidos. A veces esos episodios pueden relacionarse con una percepción de algo o alguien externo y/o a veces interno de manera "no natural". En este sentido el testigo percibe fenómenos que no se comportan de manera natural y que como tal podrían ser considerados eventos inexplicables para este. Por ello también es posible hablar de fenómenos "No Identificados".

Esta breve definición trata de rescatar un fondo que se relaciona con presencias de seres o energías inteligentes que aún no manifestándose siempre de manera directa (a veces a través de fenómenos intermediarios y no presentándose de frente al testigo) generan en el testigo la percepción o intuición de que al menos los objetos y fenómenos o la misma condición ambiente están siendo manipuladas o influenciadas por estas entidades inteligentes. En este sentido, estas entidades desconocidas pueden ser descritas como personas físicas concretas o etéreas, inteligencias, entidades, apariciones, energías etc. Además es posible que la manifestación de estos seres venga precedida o acompañada de la posible presencia de otros fenómenos anómalos, como por ejemplo los OVNIs.

A la hora de definir lo que es paranormal, la pregunta que uno adicionalmente se puede hacer es cómo me imagino yo un evento paranormal o a qué le llamo yo un fenómeno paranormal? Quizás desde las perspectivas distintas que cada persona tiene del concepto o asunto puede que dependa la orientación que espera encontrar en la definición del término aunque este concepto ya está establecido hace muchísimo tiempo como la presencia de fenómenos, objetos, seres o percepciones inusuales que el testigo desconoce como propios de algo normal y que por ello, en busca del grupo alternativo al que pertencen, acude a una de las tantas definiciones para episodios similares entre los que encuentra la palabra “paranormal”. Si esta definición se corresponde con la etimología de la palabra, eso ya es otra cosa. Allí entran a jugar las acepciones que distintas escuelas de investigadores trata de proponer como mejor variante, desde el concepción del sufijo “para-“ en el sentido de “más allá de lo normal” o “para-“ en el sentido de algo “en contra de lo normal“ o “algo que desafía la normalidad” y eso se entiende como un obstáculo o una oposición a lo convencional. Existen otras interpretaciones pero por ahora basta mencionar estas dos que son las básicas.

Cerremos este punto para abordar otros aspectos indicados por Lola.

B) así como no podemos ponernos de acuerdo en lo que cada uno entiende por “normal” y “anormal” así como “paranormal”’ lo que nos lleva a pedir que se nos informe sobre mayores detalles de esos conceptos, del mismo modo cuando uno lee que alguien indica que “estudia el mundo de los fenómenos paranormales desde una perspectiva crítica” es bueno consultar a qué le llaman “perspectiva crítica”. Lo pregunto porque cada vez que uno lo lee uno se pregunta si eso mismo no lo hacemos nosotros los investigadores crédulos de algunos fenómenos a la hora de analizar casos presentados por testigos o por otros investigadores? Del mismo modo me pregunto eso porque uno también se cuestiona a veces si lo que hace en cuanto a investigación tiene algo de “perspectiva autocrítica”.

C) en relación a la búsqueda de definiciones de lo paranormal solicitadas por distintas personas, tanto las definiciones «en positivo» como «en negativo» que Lola sugiere son difíciles de proponer con la cualidad que por ejemplo algunos escépticos quisieran y explicaré el porqué.

Aunque ya es algo que he mencionado en otros artículos de mi blog (http://esiomajb.blogspot.com/ ) haré aquí un breve resumen. Qué es y qué no es paranormal se puede considerar desde perspectivas distintas. Por ejemplo, si yo solo acepto términos exclusivistas como que lo paranormal es X pero no es en ningún caso Y, osea, X e Y no tienen relación alguna, estoy usando una representación algo inadecuada y se deba a que como mencionaba en un principio, no están claros los límites de lo normal y por ello mismo no se puede llegar e intentar delimitar lo que “no es normal” como si esta comenzara virtual y justamente más allá de donde termina “lo normal”. Quizás convenga recordar de que lo normal y lo no normal son solo definiciones limitadas o características o propiedades para clasificar fenómenos, pero tanto lo normal como lo que no es normal pueden ser entendidos como episodios que ocurren en lugares o contextos en donde hay “normalidad” en un momento y luego aparece la “no normalidad”, para que luego de un determinado tiempo vuelva reestablecerse nuevamente lo que se supone por “normalidad”. Acaso vemos nosotros día a día a personas que viven en una “no normalidad”? Además, quién sabe lo que pasa dentro de los pensamientos de cada ser humano y lo que distintas personas suponen que es normal u obvio u lógico quizás no lo sea a la hora que se pongan a pensar en ello cuando se encuentran con un caso práctico.

Por ejemplo, si una persona habla de una manzana estaremos suponiendo quizás una manzana verde, pero puede que para otro la manzana se asocie directamente con una manzana roja. La forma incluso puede variar, su interior también, pero existe un elemento simbólico en común que nos acerca al concepto de manzana pero obviamente no es el mismo para todos. Con ello quiero exponer aquello de que lo que parece obvio y lógico y que no tiene más que una sola alternativa de explicación, no es tal, sino que está condicionada por múltiples factores.

Obviamente eso no impedirá que cuando dos personas que están frente a una mesa con varias frutas tales como manzanas, bananas y mangos, no sepan cuál de todas esas frutas es la manzana. Lo mismo ocurre en parapiscología en cuanto a la definición de lo que es paranormal. Por ello convendría hablar más de “definiciones de lo paranormal”que de “definición de paranormal” por no hablar de “acepciones de lo paranormal”. En el fondo, al igual que en estadística descriptiva, uno tiene un grupo de datos que parecieran estar relacionados y calculamos los valores promedios y luego calculamos desviaciones y otros descriptores de grupo. Por lo general existen desviaciones de definición de un mismo concepto, pero quizás conviene por ello usar la estrategia de rescatar los elementos en común que se encuentran en las distintas acepciones del término.

Por eso tratar de referenciarse sobre un fenómeno usando la estrategia de preguntar “qué es paranormal” y “qué no es paranormal” pueda servir y es válida la propuesta solo que tiene sus pros y sus contras.

Quizás conviene cambiar un poco el modo de la pregunta y consultar “cuándo estamos ante un fenómeno paranormal y cuándo no”. La pregunta temporal sirve quizás un poco más porque la mayoría de los fenómenos paranormales tienen una duración así como una limitación espacial. Por ello la pregunta “qué es paranormal” puede entenderse desde distintas perspectivas como por ejemplo “qué es paranormal para un testigo” así como “qué es paranormal para alguien que nunca ha tenido una experiencia” así como “qué es paranormal para un investigador (escéptico o no)” pero aquella es una pregunta que en realidad puede entenderse como “qué es paranormal para nosotros las personas que hablamos de esas cosas” en vez de “qué es paranormal desde el sentido de la naturaleza de estos seres, fenómeno, objetos o condiciones perceptivas”. Quizás la pregunta “qué es paranormal” se confunda con la ontológica “cuál es la naturaleza de lo paranormal”.

Por lo que le entendí a Lola en su artículo ella trata de orientar su consulta como si estuviéramos considerando una hoja de papel blanca en el cual a un lado se colocan unos puntos de color verde y a otro lado de la hoja otros puntos de color negro y se tratara de hacer un círculo que una los puntos blancos lo más cercanos entre si y de modo similar dibujar un círculo u ovalo o lo que sea que una como grupo o como nube a los puntos de color negro y luego ver si entre los puntos negros y blancos hay algunos blancos que están metidos dentro del círculo que encierra a los puntos negros y viceversa. Es similar a la búsqueda de separaciones de grupos usando los diagramas de Venn (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Diagrama_de_Venn ) o diagramas de Euler ( ver http://es.wikipedia.org/wiki/Diagrama_de_Euler ) en donde se usan circuitos cerrados (óvalos o círculos) para generar uniones de conjuntos (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_conjuntos) o grupos, intersecciones de grupos y cosas por el estilo de modo de poder entender mejor lo que tenemos de frente. En el fondo es un discriminador de conjunto. Pero esta forma positiva o negativa parece ser obvia pero quizás lo sea para cierto tipo de casos más claros que otros pero no para todo el conjunto.

De la misma manera existen varias formas de definir objetos o fenómenos o incluso ideas o percepciones o sentimientos o cosas abstractas (ver en http://es.wikipedia.org/wiki/Definici%C3%B3n o http://en.wikipedia.org/wiki/Definition) . Si solo se busca una definición como una única proposición que trata de exponer con claridad y exactitud (y quizás algo de coherencia y consistencia) las características específicas y diferenciadoras de algo material o inmaterial, creo que quizás debamos esperar bastante si es que no estamos dispuestos a aceptar que una definición tan simple como “una experiencia inusual que el testigo no conoce pero que además sabe (o percibe o intuye) que es de otra naturaleza” vale la pena de ser considerada así como aceptar que si puede ser que efectivamente existan esos fenomenos desconocidos. El problema de definir el asunto esta en las exigencias que algunos imponen para estar satisfechos con lo que persiguen.

Pero quizás la mejor forma de entender porqué no es tan simple usar una definición en positivo o en negativa es el uso de un ejemplo práctico.

Un caso sencillo son las halucinaciones en donde ciertas personas perciben el medio ambiente que les rodea pero que por alguna razón ellos o quienes les rodean descubren que existe una anomalía o singularidad en lo que este testigo dice o hace, o por el contrario en lo que no dice o no hace y que se supondría sería lo esperable ante cierta situación y contexto.

Por ejemplo, existen testigos que dicen ver a una persona que es exactamente como cualquiera de nosotros pero notan que hay algo distinto cuando descubren que otros testigos en el mismo lugar y momento y mirando en una misma dirección no mencionan nada en relación a la presencia de este otro “personaje”. El primer y único testigo indica incluso que este personaje camina por el mismo lugar que ellos y que cuando otra persona se cruza en su camino ya no se le puede ver el cuerpo. A veces pueden descubrir que hay algo raro cuando descubren que no se escuchan los pasos obvios que debería dar este personaje.

En un ejemplo como el propuesto vemos que el nivel de realidad es normal hasta que otros le hacen notar que algo no calza con la normalidad. Este personaje percibido solo por un testigo se comporta “casi”de manera normal y no rompe ninguna ley de la física como por lo general se propone para suponer la presencia de un indicador de paranormalidad o anormalidad, de hecho solo por esto es que el testigo nota de manera tardía la singularidad de ese hecho. Cabe preguntarse si en este ejemplo es tan fácil preguntar “qué es paranormal”y “qué no es paranormal” siendo que lo anómalo o inusual se presenta en el campo de lo normal? Acaso no es posible preguntarse también qué es normal y anormal a la vez, osea, considerar que ambas circunstancias pueden estar por algunos momentos compartiendo un mismo espacio y tiempo en común como si fueran una misma cosa o “partes” de una misma cosa?

Aquí estamos entrando en consideraciones filosóficas-metafísicas más complejas pero es bueno mencionarlo para entender que por mucho que la palabra “paranormal” pareciera indicar de manera simple la existencia de algo genuinamente distinto a lo conocido, cada caso le da una complejidad adicional a esta clasificación de experiencias lo que en parte tiene sus pros y sus contras porque aún habiendo más complejidad se nos presenta por otro lado una riqueza fenomenológica amplia.

El ejemplo citado no está demás porque es un fenómeno que incluso se repite en ciertos episodios que viven personas diagnosticadas con supuestos trastornos psiquiátricos o neurofisiológicos cuando quizás sean solo condiciones neuro-diversas que le permiten a ciertas personas percibir lo que es ajeno para la mayoría, pero no por ello inexistente más allá de lo complejo de las incoherencias e incongruencias que se agregan a la hora de asimilar estas experiencias por parte de los afectados.

Quizás viendo el perfil de Lola que al parecer es programadora computacional uno podría intuír que ella está más orientada o familiarizada con el concepto de programación orientada a objetos (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Programaci%C3%B3n_orientada_a_objetos ) en donde se encuentran esquemas tales como que “un objeto pertenece a otro”, o “un objeto es parte de otro”, o “un objeto está relacionado con otro objeto pero está aislado de otro (principio de ocultación)” y cosas por el estilo. Eso no solo se aplica para los objetos sino para los modos como los objetos se relacionan entre sí lo que se vincula a las relaciones y métodos. Del mismo modo así como Lola presenta su definición en positivo se pueden inferir conceptos tales como la abstracción, el encapsulamiento, polimorfismos y herencias, si mal no me equivoco.

En este sentido habría que decir que a los seres que han sido narrados en episodios paranormales con presencia de entidades desconocidas no se les puede analizar de esta forma como si fuese fácil suponer que heredan propiedades de otros seres vivos pues nadie sabe el objeto o ser de origen del cual deriva nuestra característica antropomórfica y por ello no se puede suponer que esos seres por tener a veces ciertas fisionomías antropológicas tengan que haberlas heredado de alguien aunque se supone aproximadamente lógico pero no hay cómo probarlo. Cosas así no son tan fácil de usar para diferenciar lo paranormal de lo no paranormal siendo que no se tratan de objetos sino de contextos situacionales en los cuales un testigo está en un estado normal de percepción (aún si no est;a consciente de ello) y producto de la repentina presencia o aparición de una entidad desconocida cambia a un estado de reacción distinta (estado alterado de conciencia), pero no son objetos ni métodos como los que se presentan en la programación orientada a objetos sino que son seres inteligentes y aquí hay mucho más que un programa computacional.

En relación a la definición en negativo habría que decir que en algún ejemplo particular uno podría decir que ciertos seres desconocidos que se perciben parecen humanos pero algo inconsciente (intuición) le indica al testigo que adicionalmente hay algo más que sale de la normalidad. Por ello se podría decir que en algunos casos esos seres desconocidos se parecen a un ser humano pero no exactamente así tal cual. Lo mismo con algunos OVNIs en donde se pueden citar testimonios tales como que “el objeto parecía ser un avión pero no era un avión pero tampoco era un globo pero parecía también un globo” y así etc etc.

Obviamente esta definición en negativo es difícil y depende de aspectos subjetivos propios del testigo y ha ocurrido que para un mismo fenómeno anómalo dos testigos observando el mismo acontecimiento y en el mismo lugar e instante describen incluso características distintas, como por ejemplo unos ven flashes de color blanco-rojo y otros no los ven más que blancos, o también que las formas varían en donde unos ven un triángulo y otros ven tres puntos separados e independientes.

D) cuando Lola argumenta que existen fenómenos que hoy en día son considerados como “paranormales” pero que en el futuro pueden explicarse fácilmente como “normales” habría que indicar que eso es muy entendible y probable, pero cuando un testigo describe un suceso como “paranormal” no siempre está queriendo decir que “es de otro mundo” sino que quizás en relación a los grupos clasificatorios que él conoce no logra identificarlo con algún grupo conocido y recuerda que para ese tipo de episodios la gente por lo general usa la palabra paranormal. Además es lo mismo que ocurre con OVNI, pues el no haber identificado el objeto en un momento dado implica que quede para siempre como “No Identificado” sino que es algo temporal, aunque algunos quisiera verlo como un indicador de “extraterrestre” o “extradimensional” o cosas por el estilo.

Ahora bien, tratar de clasificar un caso sin lugar a dudas considerando que se trata algo estrictamente paranormal ya es algo que depende de la experiencia del investigador quien tendrá uno que otro referente de lo que se considera usualmente por paranormal, pero quizás a medida que conozca más de este tipo de fenomenologías puede que progresivamente vaya adquiriendo la capacidad de ajustar sus criterios clasificatorios y lograr no solo un “ajuste grueso” (inter-diferenciación o diferenciación entre grupos de episodios distintos pero supuestamente paranormales)) cuando trata de definir un suceso dentro de una u otra categoría sino también un “ajuste fino” (sintoización fina) que le permite diferenciar un mismo episodios de otros similares pero no estrictamente iguales pero pertenecientes a un mismo grupo parecido (intra-diferenciación o diferenciación interna).

Con esto espero haber podido explicar un poco porqué no es tan fácil buscar definiciones en positivo o en negativo a la hora de clasificar lo que es paranormal de lo que no es.

Atte.
Michel
esiomajb@gmail.com
Edición: 160209
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Fín del artículo!
Nota para meditar: Al pasar vio Jesús a un ciego de nacimiento y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿que pecados son la causa de que este haya nacido ciego, los suyos o los de sus padres?" Respondió Jesús: No es por culpa de éste, ni de sus padres; sino para que las obras del poder de DIOS resplandezcan en él". (Este mensaje va en cada artículo de la blog)
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